Con un clima de fe y esperanza, el pasado domingo 14 de septiembre se realizó la 12ª Peregrinación por los Caminos de Brochero, al conmemorarse 12 años de la beatificación del Santo Cura José Gabriel del Rosario Brochero.
La peregrinación, organizada por la pastoral del Santuario del Cura Brochero de nuestra Diócesis y con el apoyo de la Municipalidad de Villa Cura Brochero, reunió a más de 20.000 peregrinos provenientes de distintas provincias argentinas. Desde las primeras horas del día, los fieles iniciaron el recorrido en Giulio Cesare y, tras atravesar los 28 kilómetros del Camino del Peregrino, llegaron al Santuario, donde fueron recibidos con cantos, abrazos y lágrimas de emoción.
El obispo Mons. Ricardo Araya, acompañó paso a paso a los caminantes y, al llegar al Santuario, expresó con profundo sentimiento:
“Volvimos a caminar actualizando el mensaje que Brochero nos dejó en obras y palabras. No hay santuario sin peregrinos, ni peregrinos sin santuario; esto se evidencia y se hace fiesta cada vez que llegamos al final del camino”.
La experiencia, que conjuga espiritualidad, tradición, naturaleza y cultura, se vivió en un clima de oración constante, donde cada paso llevaba intenciones, agradecimientos y promesas. El Camino del Peregrino, con sus paisajes serranos y espacios de descanso, fue testigo del sacrificio y la alegría de miles de personas que compartieron juntos la misma fe.
Como novedad, el sábado 13 de septiembre se celebró el Primer Encuentro de Peregrinos, con la tradicional Misa del Peregrino, momentos de preparación espiritual y expresiones artísticas que dieron marco a la gran jornada.
En palabras de Mons. Araya:
“Un santuario con sus peregrinaciones es una obra de Dios y de sus santos, pero también del pueblo fiel que sabe buscar y descubrir los motivos de una renovada esperanza. Por muy mal que podamos estar, tenemos la oportunidad de ser y estar mejor”.
Una vez más, la peregrinación brocheriana se consolidó como un testimonio vivo de fe, reafirmando a Villa Cura Brochero como destino privilegiado del turismo religioso en el país y, sobre todo, como casa de encuentro con Dios a través de la intercesión del Santo Cura Brochero.
