Jubileo regional de sacerdotes en Brochero

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El lunes 22 de septiembre presbíteros y obispos de la región pastoral Centro, que incluye las seis jurisdicciones eclesiásticas de la provincia de Córdoba, participaron de un Encuentro jubilar en Villa Cura Brochero en un clima de fraternidad y alegría.

El encuentro sacerdotal reunió a 112 presbíteros y 9 obispos provenientes de la Arquidiócesis de Córdoba; las Diócesis de Cruz del Eje, Villa María, Rio Cuarto y San Francisco; y la Prelatura de Deán Funes. El lugar escogido para la celebración de este jubileo fue Villa Cura Brochero, donde se erige el santuario en el que descansan las reliquias del santo patrono de los sacerdotes de Argentina, y que recibe a diario peregrinos de distintos lugares del país atraídos por su modelo de buen pastor.

El punto de encuentro fue la Capilla San José Gabriel Brochero del predio “La Providencia”. La bienvenida estuvo a cargo de monseñor Horacio Álvarez, obispo auxiliar de Córdoba y miembro de la Comisión Episcopal de Ministerios de la Conferencia Episcopal Argentina. En sus palabras expresó la gratitud por el esfuerzo de viajar para participar de esta reunión, que tiene antecedentes en otros encuentros de sacerdotes de la región, pero que hace muchos años que se dejaron de hacer y que el Año Santo fue la ocasión propicia para volver a reunirse.

En el interior de la Capilla se realizó una oración penitencial y muchos sacerdotes celebraron el sacramento de la reconciliación. Luego se dio inició a una peregrinación hacia el Santuario encabezada por la Cruz jubilar y la imagen del Santo Cura Brochero. Al llegar al templo se celebró la Eucaristía presidida por el obispo local, monseñor Ricardo Araya.

La homilía estuvo a cargo del Arzobispo de Córdoba, el Cardenal Ángel Rossi, en ese momento expresó: “Es propio del Jubileo el hacer memoria agradecida: necesitamos recordar, volver a aquella hora en la que Él puso sus manos sobre nosotros y nos hizo partícipes de este misterio. Recordar el gesto de la imposición de las manos, con el que Él tomó posesión de mí diciéndome ‘Tú me perteneces, tú estás bajo la protección de mis manos, dame las tuyas’. El Señor nos ha impuesto las manos y ahora quiere nuestras manos para que, en el mundo, seamos las suyas. Nos sostiene y anima el testimonio de las miles de manos de nuestro pueblo fiel, hombres y mujeres de buena voluntad que, fieles a aquello de Santa Teresa de que ‘ahora Cristo no tiene otras manos más que las nuestras’, siguen acariciando, curando heridas, abriendo puertas, llevando la Virgen casa por casa o sirviendo platos de comida por todos los rincones de nuestras diócesis“.

Quizás una gracia que podemos pedir, es que el Señor nos cure las manos, que nos convenzamos que las manos se curan cuando se extienden, y se nos entumecen cuando por egoísmo o por miedo se cierran. Porque, como dice Menapace, ‘no tenemos en nuestras manos las soluciones para los problemas del mundo, pero frente a los problemas del mundo, tenemos nuestras manos’. Tenemos que comprometer nuestras manos en la siembra del amor. Porque cuando el Dios de la Historia venga, nos mirará las manos, y sería muy bueno que la Madrugada nos encuentre, nos encuentre sembrando“. Expresó el Cardenal.

Para finalizar monseñor Rossi dijo: “Venimos a encomendarnos al Cura Gaucho para que nos abra el camino, para que como buen vaquiano, nos vaya guiando por los senderos de la vida hacia el Señor, o nos reoriente cuando la niebla de nuestras dificultades nos haga confundir las sendas, o nos traiga de vuelta al camino cuando engañosamente seducidos, encaremos por atajos que no nos llevan a Dios sino a peligrosos acantilados . Y si nos hemos desbarrancado, para que él nos rescate, como tantas veces lo hizo con aquellas ovejitas que desorientadas, quedaron atrapadas en la quebrada. Sí querido Cura Brochero, venimos a tu casa, a tu santuario porque lo necesitamos en el camino cotidiano. Porque aquí despertamos nuestra esperanza dormida, nos reencontramos con la condición de hijos muy amados”.

Al finalizar la Misa, monseñor Araya agradeció la presencia de tantos sacerdotes en las “orillas” de la Provincia, destacando que un pastor aprende mucho cuando anda por las orillas. Luego se dirigieron frente a la tumba del Santo a hacer una oración. Para cerrar el encuentro se compartió un almuerzo en el Salón “Mi Purísima” en un clima de gran alegría con la actuación de Julio Cejas.

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