Nueva capilla de adoración perpetua en Cruz del Eje

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El domingo 18 de junio nuestro obispo Ricardo Araya presidió la misa en la Parroquia Nuestra Señora de Lourdes y San Nicolás de Bari de la ciudad de Cruz del Eje y bendijo la Capilla de adoración eucarística permanente anexa al templo parroquial. Es la primera de este tipo en la Diócesis.

Contar con una capilla de adoración eucarística perpetua es un proyecto que la Parroquia Nuestra Señora de Lourdes y San Nicolás de Bari de Barrio La Banda en Cruz del Eje, tenía de hace muchos años. El párroco, monseñor Vicente Zappia compartía el pasado domingo que este proyecto estaba inspirado en la devoción a la Eucaristía que contagiaban dos santos que providencialmente han sido canonizados el mismo día: San José Gabriel Brochero y San Manuel González García. El primero es muy conocido por nosotros y el segundo es un obispo español conocido como el “apóstol de los sagrarios abandonados”. Esta celebración fue antecedida por una misión de jóvenes venidos de la Parroquia San Cayetano de la Diócesis de Rio Cuarto, acompañados por su párroco, padre Gustavo Juárez, y seminaristas.

En su homilía monseñor Ricardo recordaba que los primeros cristianos decían que no podían vivir sin el domingo, es decir, sin compartir la fracción del pan. Compartía con agradecimiento: “Vamos a bendecir la capilla del Santísimo Sacramento para que ahí se encuentre siempre uno de nosotros haciendo oración. Atentos a la cercanía de Jesús en la hostia consagrada y haciendo posible la intercesión por aquellos que sufren aquí en todas partes. Quietos físicamente ante la presencia de amor de Dios en la Eucaristía y en movimiento interiormente, queriendo que la gracia de Dios y su reino llegue a nosotros, que nos transforme y nos haga gente distinta. Para que el cambio sea profundo y en serio debemos cambiar el modo de vincularnos, que se transformen nuestras relaciones poniendo los ojos en el amor de Dios manifestado en la presencia de Jesús vivo en la eucaristía.”

Haciendo una sencilla catequesis, nuestro obispo continuó diciendo: “El pan se ha convertido en Cristo, por eso la Eucaristía es la máxima presencia de Dios entre nosotros. Sabemos que esto se produce cuando los apóstoles de hoy, sencillos colaboradores de Dios, pronuncian las palabras de la última cena y, con la fuerza del Espíritu Santo, se realiza este estupendo y sencillo milagro. Uno se queda con deseo de saber más pero es un misterio. Ahí está, era pan y dejó de ser pan para ser Cristo Vivo. No sabemos tanto el ‘cómo’ pero sí sabemos el ‘porqué’. Porque nos nos ama y cuando uno ama busca hacerse presente. Así es Dios: cercano y compasivo. Adorar al Santísimo Sacramento es un gesto muy claro. Es decirle que sí a la cercanía de Dios. Porque Él puede ser cercano, pero nosotros podemos estar distraídos ensimismados, tan encerrados en el propio dolor que no dejamos que Dios entre y no aceptamos su cercanía que nos invade.”

Monseñor Ricardo invitó a arrodillarse ante la presencia de Jesús en la Eucaristía y ante Jesús presente en los hermanos, sobre todo en los más pobres: “Jesús está también presente en los hermanos, según lo dice el Evangelio. Que no disociemos la presencia de Jesús. Adorar la Eucaristía e inclinarnos ante el sufrimiento humano. Los Padres de la Iglesia hablaban del “Sacramento del hermano”, conectando el misterio de la Eucaristía inseparablemente del amor al prójimo. Digo en palabras aquello que ustedes ya saben y ya practican, pero que hay que tener siempre presente”.  

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