Obispos

Primer Obispo: S.E.R. Mons. Enrique Pechuán Marín

Nació el 3 de diciembre de 1913 en la localidad de Desamparados, San Juan. Ingresó en 1925 al Seminario Conciliar de Cuyo en San Juan, que solo funcionaba para menores. Luego fue a Buenos Aires para hacer sus estudios filosóficos. En 1933 fue enviado a Roma para estudiar la Sagrada Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana, donde obtiene el grado de Licenciado en Teología y en Derecho Canónico.  Fue ordenado sacerdote el 16 de abril de 1938 en Roma por Mons. Lucas H. Passetto. De vuelta a la Argentina fue Profesor del Seminario, asesor de la ACA y Secretario Canciller de la Curia. 

Fue ordenado Obispo en San Juan el 21 de septiembre de 1963 siendo consagrante principal Mons. Audicio Rodríguez y Olmos y co-consagrantes Mons. Raúl F. Primatesta y Mons. Ildefonso M. Sansierra. Luego de ser ordenado partió a Roma para participar del Concilio Vaticano II y al regresar tomó posesión de la Diócesis el 4 de abril de 1964 en la Catedral Ntra. Sra. del Valle en la ciudad de Cruz del Eje. 

En octubre de 1964 se declara a la Santísima Virgen del Carmen como Patrona de la Diócesis. Oficialmente se hace público el decreto pontificio en las fiestas patronales en Cruz del Eje el año siguiente con la presencia del Sr. Cardenal Antonio Caggiano, Arzobispo de Buenos Aires. 

Mons. Enrique participó de las cuatro etapas del Concilio, en la primera como perito y en las otras tres, después de ser ordenado obispo, como Padre conciliar.

 El mismo día de su toma de posesión canónica dio a conocer su primera carta pastoral, fundamental para entender la aplicación de los primeros lineamientos del Concilio en una diócesis en la que está todo para hacer. Resume su Plan pastoral diocesano en dos ejes fundamentales trazados por Pablo VI una audiencia colectiva concedida por el Papa al Episcopado Argentino. a los que adhiere el Obispo: 

PRIMERO: Los Sacerdotes. Preocupaos por las vocaciones, buscadlas, cultivadlas, formadlas y luego acompañadlas durante toda la vida con la mayor caridad. Amad mucho a vuestros sacerdotes; que cada uno de ellos tenga la seguridad de que su Obispo le quiere con fraterna predilección; que se sientan inclinados a abrir su alma a vuestro corazón, que ha de ser siempre el más comprensivo. Caridad, caridad y grande caridad con todos y cada uno de vuestros sacerdotes. 

SEGUNDO. La proximidad con el pueblo. Debéis estar en medio de vuestro pueblo con la seguridad y tranquilidad de quien se mueve en un medio que le es familiar y en el que se encuentra con placer. Imitad en esto a Ntro. Señor Jesucristo que no se contentaba con predicar en el templo, sino que buscaba el ponerse en contacto con toda clase de personas. Y en este acercamiento, procurad estar en íntimo contacto con los intelectuales, los obreros, los pobres, los necesitados, los que sufren.

En el Concilio Mons. Enrique firma todos los Decretos y Constituciones, adhiere a intervenciones con grupos de Obispos. Encontramos que adhirió a unas sugerencias de reformas en el esquema de la Iglesia que solicitan que se explicite: la vinculación entre el colegio de los Apóstoles y la colegialidad episcopal; también el reconocimiento del episcopado como el grado mayor sacerdotal en la Iglesia. En esta misma etapa adhiere a una sugerencia que dice: “Es necesario hablar explícitamente de los pobres y de los obreros en la exposición de la vocación a la santidad.”

El 26 de octubre de 1965 pronuncia una exposición oral sobre la Virgen María, Madre del Sumo Sacerdote Cristo y Madre de los sacerdotes: 

Cristo es sacerdote porque el Verbo tomo la naturaleza humana de la Virgen María de forma que fue ungido sacerdote en el momento de la Encarnación. Así Nuestra Señora entra de un modo especial en el misterio mismo del Sacerdocio de Cristo, su Hijo, de tal forma que sin Ella, de hecho, no habríamos tenido a Cristo Salvador y Sacerdote. De aquí se sigue que la Virgen estuvo también unida de un modo especial al sacrificio de la Cruz. Ahora bien, si a la Virgen se la dice y proclama Madre de los miembros de Cristo y ha sido aclamada en el Aula Conciliar Madre de la Iglesia, si todos los cristianos, hijos de María, participan en cierto modo del Sacerdocio de Cristo, con más razón hay que decir que María es Madre de los sacerdotes, que por el Sacramento del Orden quedan especialmente unidos y configurados con Cristo Sacerdote. El orador cita textos de Pio XI y Pio XII y concluye pidiendo que el esquema hable expresa y ampliamente de las relaciones entre María y los obispos y presbíteros, presentando a la Virgen como Madre especialísima del Sacerdote, Madre a la que el sacerdote debe profesar singular amor.

Teniendo en cuenta lo trabajado en el Concilio, vemos que Mons. Enrique intenta reflejarlo en normas concretas para la Iglesia diocesana. En 1966 escribe una carta en la que reflexiona sobre la importancia de participar en la “construcción mística y positiva” de la Iglesia. En la misma, recuerda las palabras de Pablo VI: “no se puede demoler la Iglesia de ayer para construir hoy una nueva”. En 1969 establece mediante un decreto algunas normas para la administración de los sacramentos según Sacrosanctum Concilium y Lumen Gentium. 

El 19 de marzo de 1973 el Obispo inaugura solemnemente el Seminario Menor “San José” de la localidad de Las Tapias ratificando su preocupación pastoral por el fomento de las vocaciones sacerdotales, como lo expresó en su primera Carta Pastoral: 

Ha de ser mi primera y constante preocupación – y trataré por todos los medios de que también lo sea vuestra, mis amados diocesanos – buscar, cultivar y formar las vocaciones sacerdotales. La Obra de las Vocaciones Sacerdotales debe ser para todos la obra principal, más importante y urgente de la Diócesis. No os alarméis si vuestro Obispo vuelve repetidamente sobre el tema, porque insistiré sin descanso mientras haya uno solo de vosotros que desconozca y desinterese de este importantísimo y gravísimo problema. 

Ya que dentro da las competencias del Obispo estaba la causa de beatificación del Cura Brochero, evoca su figura para insistir sobre las vocaciones:

En esta Diócesis, escenario de la actividad prodigiosa y providencial del Cura Brochero, sacerdote santo y celosísimo apóstol, que hace 50 años recibió la corona de los atletas de Cristo, dejándonos el ejemplo de sus heroicas virtudes sacerdotales, luz radiante que iluminará y estimulará sin cesar nuestra actividad pastoral; en esta tierra del padre José Gabriel Brochero deben florecer selectas y abundantes vocaciones sacerdotales. Así la semilla que él sembró dará los frutos abundantes de vida cristiana que vislumbró y alcanzó en parte a recoger. 

El santo Cura Brochero – y esto lo decimos sin pretender adelantarnos al juicio de la Iglesia – será ciertamente en el Cielo el mejor intercesor y propulsor de la O.V.S. en la Diócesis. A él, se la encomendamos, y le pedimos que haga llegar nuestra plegaria vocacional al trono de la Reina de los Apóstoles, maternal mediadora ante su Hijo Divino, el Señor de la mies.

Mons. Enrique murió el 16 de diciembre de 1983 en la sede del obispado, aun le faltaba para retirarse. Sus restos descansan en la Parroquia “Ntra. Sra. del Valle”, que fuera su Catedral. Lo recuerdan como un hombre sencillo, bondadoso y un poco tímido y gran devoto de la Virgen María. Le gustaba mucho pasar tiempo en el Seminario Menor, esa era como su casa, tenía mucho aprecio a los seminaristas. 

Segundo Obispo: S.E.R. Mons. Omar Félix Colomé

Nació en Arroyito, Provincia de Córdoba, el 11 de diciembre de 1932. A los nueve años se mudó con su familia a Cruz del Eje. En 1956 ingresó al Seminario Mayor de Córdoba “Ntra. Sra. de Loreto”. Fue ordenado sacerdote en la Basílica de Santo Domingo de la ciudad de Córdoba el 22 de septiembre de 1962 por Mons. Ramón Castellano. Fue director espiritual del Seminario, Delegado para la catequesis, Vicario parroquial y Canónigo de la Catedral. 

El 27 de septiembre de 1984 Juan Pablo II lo nombra Obispo de Cruz del Eje. Recibió la ordenación episcopal y tomó posesión de la Diócesis el 28 de octubre del mismo año en la ciudad de Cruz del Eje. El consagrante principal fue el Sr. Cardenal Raúl F. Primatesta y co-consagrantes Mons. Alfredo Disandro y Mons. Lucas Donnelly. 

En 1989, con motivo de las bodas de plata diocesanas, declara, mediante decreto aprobado por la Santa Sede, a San José como vicepatrono de la Diócesis. 

Mons. Omar tenía una especial atención en el acompañamiento de la vida consagrada. Durante su episcopado se instalaron algunas congregaciones, se fundaron nuevas formas de vida religiosa y se consagraron vírgenes al servicio de la Diócesis. Por ejemplo se erigieron como nuevas formas de vida consagrada de derecho diocesano: la “Fraternidad de la Paz” (26/12/1990), los “Monjes de la Santa Cruz” (30/11/2006), la “Sociedad de vida apostólica San Juan” (30/11/2006) y la “Fraternidad monástica Abba Padre” (25/03/2008). Se instalaron los Mercedarios, Adoratrices y algunos eremitas. También acompañó de cerca a los movimientos laicales como los cursillistas, los de la Renovación carismática católica y los Scouts. 

Para un trabajo más orgánico, Mons. Omar creó equipos diocesanos de pastoral: juvenil (1985), catequesis (1985), de la familia (1986), educación (1986), social (1990), universitaria (1997) y promulga las normas para los consejos de asuntos económicos parroquiales (2004). 

Adhiriendo al llamado del Papa Juan Pablo II a la Nueva Evangelización promulgó un mensaje en 1990 que resulta un documento programático. Comenzó evocando la fuente: la fe recibida como un don que hay que transmitir:  

En nuestra Iglesia tenemos, por gracia de la divina Providencia, un evangelizador de la talla del Padre Brochero. Él ayudó a que los hombres tomaran conciencia de que eran amados por Dios y como consecuencia, de que su dignidad era mucha, muchísima. 

Pero la vivencia de la fe de los mayores, no siempre es receptada por las nuevas generaciones; además es evidente que hay claro propósito de querer destruir toda evangelización: prescindir de Dios. Y así, en definitiva, lo que se procura es manipular a las personas.

En el mismo mensaje Mons. Omar hace memoria de los recientes e importantes acontecimientos eclesiales en los que inspira su propuesta pastoral: Medellín, Puebla, Programa matrimonio y familia, Congreso Eucarístico, Congreso Mariano, Encuentro Nacional de Jóvenes, visita de Juan Pablo II. Dice que es un tejido vivo que hay que recibir para confeccionar la propia trama de la historia. Es contundente el llamado a la evangelización como dimensión y vocación propia de la Iglesia, lo dice con estas palabras: 

Como Padre y pastor de la Diócesis, conjuntamente con todos los hermanos del episcopado Nacional, en comunión con Su Santidad, CONVOCO y LANZO, a toda la Iglesia diocesana a trabajar por la nueva evangelización. Parroquias, congregaciones religiosas, instituciones laicales, asociaciones, movimientos, centros educativos, obras apostólicas, familias ¡Iglesia domestica!, todos construyendo una red apostólica de bautizados.

Como preparación al gran Jubileo del año 2000, se preparó el primer Congreso Eucarístico diocesano en la festividad de Corpus Christi. El objetivo era celebrar como familia diocesana el jubileo y proclamar la fe en la presencia real de Jesús en la Eucaristía: “Encontrarse con él es hallarse con una fuerza transformadora que abre a un auténtico proceso de conversión, comunión y solidaridad”. 

En la evaluación del Congreso el Obispo hizo un balance positivo. Dijo que el evento animó a la movilización y participación. Se pidió perdón, como el Papa lo hizo en Roma en ocasión de este jubileo, y se receptaron las propuestas para continuar el camino diocesano. Tales anhelos, que según palabras de Colomé “son nuestros porque son también de Dios”, se plasmaron en el “Plan Pastoral 2001-2003”. Se fomentó la presencia de manzaneros, los grupos bíblicos y la semana de la fraternidad. Este último tenía el objetivo de formar pequeños grupos fraternos que, a semejanza de las primeras comunidades, se juntaran a rezar y se acompañasen. Se formaron 500 en la diócesis. 

En el año 2007 Mons. Omar percibía que los anhelos expresados en el Congreso Eucarístico diocesano seguían vigentes y que en algunos casos se había agravado y eran más sentidos: justicia, trabajo, organización popular, seguridad, dialogo en las familias, inclusión de los jóvenes, participación, movilización, respeto a la vida, entre otros.   

Mons. Colomé presentó su renuncia al Papa Benedicto XVI en 2007 al cumplir 75 años. Fue aceptada el 25 de enero de 2008 y continuó como Administrador Apostólico hasta la asunción de su sucesor. Falleció en Córdoba el 12 de julio de 2015. Se encuentra sepultado en la Parroquia Ntra. Sra. del Valle (ex Catedral).  

Tercer Obispo: S.E.R. Mons. Santiago Olivera

Nació en Buenos Aires el 7 de enero de 1959. Realizó sus estudios secundarios en el Instituto San José de los Hermanos Maristas de Morón. En 1980 ingresó al Seminario Mayor San José de la diócesis de Morón. Fue ordenado sacerdote el 18 de septiembre de 1984 en la Catedral de la Inmaculada Concepción del Buen Viaje por Mons. Justo O. Laguna. Fue párroco de la parroquia María Madre de Dios (1985- 1996), Director espiritual del seminario (1986- 2004), Secretario canciller del Obispado (1988), entre otros oficios al servicio de la Diócesis. En el año 1994 fue nombrado Vicario General, cargo que desempeñó hasta su designación episcopal.

El 24 de junio de 2008 el Papa Benedicto XVI lo eligió Obispo de la diócesis de Cruz del Eje.  Recibió la Ordenación Episcopal el 18 de agosto de 2008 en la Catedral de Morón, siendo consagrante principal Mons. Justo O. Laguna y co-consagrantes Mons. Omar Colome y Mons. Luis Eichhorn, además de veintiocho Obispos más. El 7 de septiembre de 2008 tomó posesión en la Catedral de Cruz del Eje. 

Desde que comenzó su ministerio episcopal puso prioridad al avance de la causa de José Gabriel Brochero, además que fue nombrado Delegado de la causa de los Santos por la Conferencia Episcopal Argentina (2008-2011). Brochero fue beatificado el 14 de septiembre de 2013, en Traslasierra, y canonizado el 16 de octubre de 2016, en Roma.  

En el 2010 se dirigió a la comunidad diocesana con una breve Carta en ocasión del Año Sacerdotal, en la que reflexiona sobre la importancia de la vida eucarística y la participación en la Misa dominical, a la que llama “prioridad diocesana”. También hace un fuerte llamado a la unidad diciendo que: 

En la Iglesia diocesana se encuentra y opera verdaderamente la Iglesia de Cristo: una santa, católica y apostólica. La parroquia no alcanza a realizar la Iglesia, por lo tanto una pastoral solo parroquial, sin visión e inserción diocesana no termina de ser eclesial. Esto se ha entendido aquí en Cruz del Eje porque hace más de quince años se trabaja en un plan pastoral diocesano, guiado por el obispo de entonces y que ahora continuamos. En esta pastoral orgánica es muy importante potenciar las estructuras de participación “de abajo hacia arriba”. Por eso es clave que en todas las parroquias funcione un consejo pastoral. Los animo.

Su primera Carta Pastoral fue escrita en el año 2012 con ocasión del Año de la fe y en coincidencia al Jubileo diocesano por los 50 años de la creación de la diócesis. Se sumaba también la próxima celebración de los cien años de la pascua de Brochero en el 2014. En esa carta expresaba:  

“En este año jubilar de la fe, quiera Dios que todos nos renovemos para profesar la fe, celebrándola y viviéndola en profundidad. La  participación en los grupos fraternos, signos de mayor cercanía y pertenencia a la iglesia, es el camino que ayuda a encaminarla, por lo tanto a comprometernos con la historia y el lugar en que vivimos y a mirar las necesidades de los hermanos”.

Invitó a la misión diocesana, que tendrá el espíritu de la Misión Continental, encarada por el Documento de Aparecida, de manera permanente y de vínculos profundos, provocando el encuentro con Cristo y el deseo de un mayor conocimiento de él y su la doctrina. Subraya como actitudes prioritarias de esta misión: la alegría, entusiasmo y cercanía. 

En el año 2016 escribió su segunda carta pastoral en el Año de la Misericordia conmemorando además a nivel diocesano un Año jubilar sacerdotal y dando inicio a un trienio pastoral de la Iniciación Cristiana. Sobre todo por esto último, la Carta es programática haciéndose eco del documento de Aparecida y de la Exhortación Evangelii Gaudium. Como siempre estaba también presente la Causa de Brochero que ya tenía fecha de canonización. 

Mons. Olivera propuso una revisión de las metodologías y una renovación en el entusiasmo de la Catequesis llamándole “trienio de la iniciación cristiana”. Él mismo lo definía como un acordar, compartir y rezar cómo anunciar  más y mejor el kerigma, La Buena noticia, y cómo acompañar a nuestros hermanos que nacen a la fe y que necesitan y desean profundizar más en ella”. No caer en la tentación del siempre se hizo así. Animarse a ser audaces y creativos en la tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores de las comunidades.

Haciendo referencia al año Jubilar Sacerdotal, destacó el celo apostólico del Cura Brochero. Dando gracias por su sacerdocio y resaltando que su actividad pastoral quiso llegar a todos y que a todos quiso llevar al encuentro con Jesús. En todo Brochero fue siempre sacerdote, fiel dispensador de Sacramentos, apóstol de los ejercicios espirituales  y servidor de los pobres y humildes. Mons. Santiago promovió que el acontecimiento de la Canonización se viva con mucho gozo en su diócesis, puesto que uno de esas tierras supo vivir plenamente su vocación a la santidad y se convirtió en el primer santo nacido y muerto en la Argentina y un ejemplo sacerdotal para el mundo. Insiste a sus fieles que la causa de canonización terminó pero no la causa del Cura Brochero, que es más profunda porque busca que los hombres se acerquen más a Dios y vivan como auténticos cristianos.

Vivió su ministerio episcopal con mucho entusiasmo, recorriendo la extensa diócesis de un extremo al otro. Administró el sacramento de la confirmación a miles de cristianos y casi nunca delegó esta actividad. Realizó visitas pastorales, de al menos una semana, a todas las parroquias de su diócesis, y en algunas más de una vez. Su preocupación por las vocaciones fue constante. Reabrió en 2014 el Seminario Menor trasladándolo a la ciudad de Cruz del Eje e impulsó el trabajo por las vocaciones.  

Tendió lazos con los medios de comunicación, además que fue Presidente de la Comisión Episcopal de Comunicación social de la Conferencia Episcopal Argentina. Fundó el periódico Noticias del Sol. Creó el Centro de Estudios Brocherianos para estudiar la vida y obra del Santo Cura Brochero.

Una de las medidas de mayor relevancia fue el traslado de la sede episcopal de la Parroquia Ntra. Sra. del Valle a la Parroquia Ntra. Sra. del Carmen, ambas en la ciudad de Cruz del Eje. Mons. Santiago explicaba la decisión:

Razones históricas (es el templo más antiguo de la ciudad) y espirituales, como la unificación de la Cátedra con la Patrona diocesana, y habiendo consultado a los sacerdotes y al Nuncio Apostólico, solicité al Santo Padre la gracia de realizar el traslado de la sede episcopal. Gracia concedida el 1 de enero de 2012. 

La celebración se llevó a cabo el 25 de julio de 2012 y fue presidida por el Sr. Nuncio Apostólico en Argentina Mons. Adriano Bernandini y concelebrada por numerosos Obispos, entre ellos Mons. Colomé.  

El 28 de marzo del 2017 el Papa Francisco, nombró a Mons. Santiago Obispo Castrense de la República Argentina, un obispado que estaba vacante desde hace diez años y tiene como misión la atención espiritual de los miembros de las fuerzas armadas y fuerzas federales de seguridad y sus familias. Hasta que asumió el 30 de junio de ese mismo, se desempeñó como Administrador Apostólico de la Diócesis.

Cuarto Obispo S.E.R. Mons. Hugo Ricardo Araya

Nació el 14 de marzo de 1960 en El Cano, departamento Calamuchita en la Provincia de Córdoba. Cursó la escuela secundaria en Alcira Gigena. Ingresó al Seminario Mayor “Nuestra Señora de Loreto”, en Córdoba. Allí hizo su formación sacerdotal. Fue ordenado sacerdote el 21 de diciembre de 1984 en la ciudad de Rio Cuarto por Mons. Adolfo Arana, obispo de esa diócesis. 

Estudió la licenciatura en Teología Moral Pontificia Universidad Católica Argentina “Santa María de los Buenos Aires”. Fue formador del Seminario Mayor “Jesús Buen Pastor desde 1985 a 1992. Desde 1993 a 1995 fue Director del Instituto de Formación Laical “Mons. Leopoldo Buteler” de Río Cuarto. Fue Párroco en “Santa Catalina de Siena” (Holmberg) desde 1992 a 2002. Se desempeñó como Rector del Seminario desde 2002 hasta su nombramiento como Obispo. Miembro de la “Sociedad Argentina de Teología”. Presidente de la Organización de los Seminarios Argentinos (OSAR) y Presidente de la Organización de los Seminarios de Latinoamérica y el Caribe (OSLAM). 

El 2 de agosto de 2017 el Papa Francisco lo nombró Obispo de la Diócesis de Cruz del Eje. Recibió la consagración episcopal y tomó posesión de la Diócesis el 7 de octubre del mismo año. El consagrante principal fue Mons. Santiago Olivera y co-consagrantes Mons. Carlos Ñañez, Mons. Victor M. Fernández, Mons. Carlos Tissera y Mons. Adolfo Uriona. 

 Al llegar expresó “me trae la alegría del Evangelio”, haciendo referencia a la programática Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium que es fundamental en su ministerio episcopal. Aún no ha escrito Cartas pastorales pero su línea de acción pastoral queda expresada en las Asambleas Pastorales que se realizan cada año. 

Somos misión: lleguemos a todos-miremos a Brochero …el Cura Brochero no se agota, es tanta la luz que no tenemos ojos para descubrirlo…no alcanzamos a ver todo, sino a verlo progresivamente en nuestra vida personal y comunitaria El Cura Brochero era especialista en el lenguaje en clave misionera.

La Iglesia es misionera por naturaleza porque, según el proyecto del Padre, tiene su origen en la misión de Cristo y del Espíritu Santo. Y el fin de la misión es que todos participemos en la comunión del Padre y del Hijo en el Espíritu Santo, y en El tengamos vida plena. Propone que hay que compartir la alegría del evangelio con todos, considerando como primeros destinatarios a: los enfermos, las personas que viven en sectores rurales y los jóvenes.

 

En la Asamblea Diocesana de abril 2018 se votaron propuestas pastorales para concretar en este tiempo: 

1) Llegar a los jóvenes a través de distintas actividades que los motiven para integrarse a la comunidad parroquial. 2) Concretar la Carta mensual a los vecinos. Sectorizar la parroquia. Crear redes de mensajeros/manzaneras para entrar en contacto con la vida real de la gente. 3) Promover misioneros parroquiales llevan la imagen de la Virgen, el Patrono, invitan a rezar, etc. durante todo el año. 4) Organizar la pastoral de alivio. 5) “Hacer una gran misión Parroquial que involucre a todas las realidades pastorales.” 6) “Fortalecer los vínculos con las familias de los catequizados” 7) “Convocar a una Asamblea Parroquial aprovechando los momentos fuertes de la Sede y sus Capillas para reencontrarnos como familia.” 8) “Tener espacios de encuentro con nuestros hermanos en casas de familia de los barrios periféricos” 9) “Que la comunidad esté en misión permanente para llegar a todos los sufrientes.

Como síntesis, toda actividad evangelizadora debe atender prioritariamente a estos tres rostros sufrientes en los que encontramos a Cristo: 1) Enfermos. 2) Personas del sector rural Capillas y Parajes con poco acceso a los sacramentos por razones de distancia y falta de sacerdotes. 3) Jóvenes. 

Debido a su experiencia en el trabajo en la formación sacerdotal, desde el comienzo de su ministerio atendió a trasladar los seminaristas mayores a un seminario más cercano para lograr una mejor inserción en la Diócesis. Por lo que, a partir del año 2018 pasaron a formar parte del Seminario Mayor Jesús Buen Pastor. Con respecto al Seminario Menor “San José”, lo trasladó en 2019 a su histórico edificio de Las Tapias adaptó la modalidad a los nuevos tiempos que vive la sociedad, incorporándole el Centro Vocacional Santo Cura Brochero.

Coherente con las prioridades pastorales diocesanas visita frecuentemente las comunidades rurales más alejadas y promueve las actividades con los jóvenes. Convocó en octubre de 2019 a una Jornada diocesana de jóvenes en Villa de Soto. Allí les dijo: 

Fe y servicio serían las dos últimas palabras que el Señor quiere meter en nuestro corazón y nuestra mente, quiere que llevemos en nuestras mochilas, que lo pongamos en lo más profundo de nuestras vidas, fe y servicio, ahí están los caminos por los que debemos andar, esas son las luces que debemos pedir, danos Señor la fe que nos convierte en servidores. Esa es la fe que sirve, la fe que hace grandes cosas, la fe y el servicio. Por eso la invitación será la de no encerrarnos en pequeños grupos. 

Ahora cuando les digo servicio, no estoy diciendo un servicio a lo interno de la iglesia. Por ejemplo: lector de la palabra de Dios, acólito que ayuda en la celebración de la Misa, catequista, son hermosos servicios. Pero cuando decimos que la fe ha de provocar en nosotros el servicio, que la confianza en Dios ha de abrirnos a otros, a servir a otros, estamos diciendo que ese servicio es para la mayoría de ustedes servir en la vida laical. ¡Es hermosa la vocación de laico! Y la vocación de laico tiene que ver siempre con la caridad, vivida en la familia, en la vida social, en la vida política. ¡Ustedes están llamados a ser luz y sal, levadura del mundo, metidos en la sociedad que hoy les toca asumir, ahí llevar esta fe que salva, que hace que la vida sea hermosa, esta fe capaz de provocar grandes cambios!

El camino evangelizador tiene un horizonte amplio. Nos dejamos conducir por Espíritu Santo que nos lleva a salir de nosotros mismos y es el único capaz de hacernos comprender como ser una Iglesia más sinodal y que ponga en práctica el Concilio Vaticano II. Estas ideas quedan maravillosamente plasmadas en las palabras de Mons. Ricardo en su primera fiesta patronal diocesana: 

Hoy la Iglesia tiene un inmenso desafío misionero y los protagonistas ya no han de ser los curas y las monjas, sino cada uno de ustedes, cada bautizado que ha recibido el Espíritu de Dios, ese que hace hijo y familia de Dios, ese está impulsándolos desde dentro a que cuenten lo que Dios ha hecho en sus vidas, a que transmitan la fe. Hoy es tiempo de misión pero el protagonismo de la misión es cada uno de los bautizados, en todo caso, las monjas y los curas estamos al servicio del protagonismo de ustedes ¡el Pueblo de Dios! Hijos llamados a escuchar la palabra y transmitirla. Esta diócesis tiene que ser misión porque la Iglesia es misión, porque la Iglesia no está en el mundo si no es para que se encuentre con Dios, la naturaleza de la Iglesia es ser misión con todos sus miembros. Ser misión para todos sus miembros.

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