Peregrinación Jubilar de la Vida Consagrada de nuestra Diócesis

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El sábado 13 de septiembre en Villa Dolores se vivió una experiencia sinodal, compartiendo juntos las Consagradas y Consagrados de toda la Diócesis la Peregrinación Jubilar, en Esperanza renovada.

Bajo el lema “Peregrinos de esperanza por el camino de la Paz”. Con mucha alegría y disponibilidad fueron preparando el corazón para este encuentro de Fraternidad, Oración y Misión; siendo recibidos con mucha generosidad en la Casa de la Caridad, donde compartieron la charla, el almuerzo, y el descanso. 

Un momento de profunda Oración tuvo lugar en la Capilla del Hospital, con sus luces encendidas, en escucha fraterna y agradecida por cada Consagrado. Por la tarde, peregrinaron hacia el Hogar de adultos mayores “Camino a San Juan”, donde el abrazo, la escucha, el canto y la merienda compartida significó una experiencia de recibir mucho más de lo que dieron, adentrándose también en la tarea que las Hermanas Vicentinas realizan allí con tanto amor.

Y culminaron la jornada celebrando junto al Pueblo de Dios en la Novena de Ntra. Señora de los Dolores, en la Basílica, en la Celebración Eucarística presidida por nuestro Pastor, Mons. Ricardo, quien los animó a seguir mostrando el Amor del Señor, en esta iglesia diocesana, y renovar su Consagración, con un repetido “Aquí estamos, Señor”. 

 Miembros de la Vida Consagrada expresaron su agradecimiento con estas palabras:

En este Peregrinar Jubilar no podemos más que Agradecer el sostenimiento de Dios en este llamado a ser “solo de Él”, y el sabernos enviados una vez más, aún en medio de incertidumbres, de tormentas, de desaciertos, a “vivir para los demás, construyendo el Reino de Dios”: desde la Educación y Atención a niños y jóvenes, la Misión compartida, la Presencia cercana, cotidiana y fraterna con la gente, la Oración con y por otros, el Cuidado de los adultos mayores, el Acompañamiento a las mujeres,  el Espacio de Retiro para que muchos puedan encontrarse con Dios, la Escucha en paciencia y misericordia, la Participación en servicios diocesanos y parroquiales, la Solidaridad hecha gesto concreto, y la Eucaristía que nos hermana en la Fiesta de la Vida.

Que este peregrinar en esperanza por los caminos de la paz, nos anime, una vez más, a “ensanchar el espacio de la carpa”, para que muchos, todos,  puedan hacer la experiencia del Amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, Nuestro Señor“.

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