“Toda diferencia ministerial entre nosotros, está precedida por la unidad que nos da el bautismo” Mons. Araya

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El sábado 29 de junio fue ordenado sacerdote Patricio Buteler, misionero de la Sociedad San Juan, en el Santuario de Villa Cura Brochero. La celebración fue presidida por Monseñor Ricardo Araya.

Un nuevo sacerdote fue ordenado en la Diócesis de Cruz del Eje por monseñor Ricardo Araya que frente a una multitud que colmó el santuario del Cura Brochero agradeció a la sociedad de Vida Apostólica clerical de derecho diocesano San Juan el trabajo pastoral que realizan en la Parroquia de Serrezuela – con numerosas capillas- y en el Complejo penitenciario de la Ciudad de Cruz del Eje. Además de familiares de Patricio, oriundo de San Isidro, asistieron delegaciones de Serrezuela, Córdoba Capital y Pilar (Buenos Aires) por dónde el Padre Patricio fue misionero. También participaron fieles venidos de Uruguay y Estados Unidos, donde está presente la Sociedad San Juan.

Monseñor Ricardo insistió en su homilía en la importancia de la dignidad que nos da el Bautismo: “Que bueno seria que nos detuviéramos en esto: lo más importante es lo que tenemos todos, la mayor dignidad es la que compartimos todos: la de ser hijos. Patricio, vos sos y serás siempre “hijo”. Esta es tu identidad más profunda,  nunca dejarás de ser hijo amado por el Padre. Esta identidad se te dio en la Iglesia, mediante la unción del Espíritu, el día de tu bautismo“.

Recordando las palabras de San Agustín, el Obispo expresó: “En el Pueblo de Dios toda diferencia ministerial entre nosotros, está precedida por la unidad que nos da el bautismo, por la dignidad que nos da el Bautismo. Todo don de la gracia está precedido por el don de  la unidad y la dignidad bautismal. En este mismo sentido San Agustin explicaba a sus fieles “para ustedes somos como pastores, pero con ustedes somos ovejas de aquel Pastor, del único Pastor” (Com. Salmo 126). A San Agustín lo que le llenaba de alegría y gozo era saber que tenía Pastor. A veces esta verdad pierde fuerza y somos tentados a sacar conclusiones ajenas al corazón de Dios.

Un sacerdote es siempre un “hijo” llamado a ser padre espiritual de muchos por el anuncio del Evangelio, por la celebración de los Sacramentos y por la cercanía del acompañar, paso a paso, el crecimiento en la vida de fe de personas y comunidades. Un hijo llamado fiel a Dios y misericordioso con los hermanos. Hijo que por la imposición de las manos serás para tus hermanos signo de lo que el Señor mismo hace. El que hace es el Señor, vos serás solo el signo. Enseñaba San Agustín: “cuando bautiza el ministro, no bautiza el ministro, es Cristo el que bautiza” (Com San Juan V, 7). Tu vida estará llena de estos signos, tu vida será un signo. Estarás diciendo siempre que todo remite a Cristo; que no sos dueño, ni el propietario de los bienes espirituales. Que Cristo es el Mesías, el Hijo de Dios. Que en Él hay que poner los ojos, que no basta con conocerlo de oídas; que tu vida señala algo que existe  por encima de vos, que es infinitamente precioso; que lo tuyo es solo ser un signo que, lo hace presente porque se te ha confiado el ministerio de Cristo”. Expresó Monseñor Ricardo.

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