Dios nos concede la gracia de estar celebrando esta Misa, y de ese modo, dar inicio, a lo que conocemos como la semana Brocheriana. Que fue celebrada por primera vez, allá por el año 1952. Cuando se cumplieron los 75 años de la Casa de Ejercicios. Dios nos concede la gracia de estar aquí. En este lugar, en este momento. En la celebración de la Eucaristía. El Padre Juan Carlos Martos, que es vicario parroquial de la Parroquia y del Santuario. Él decía el otro día, estar tan contento de poder trabajar acá. Solo por poder estar trabajando como cura acá. Era ya, una especie de meta espiritual, pastoral inmerecida. Bueno, creo que eso lo sentimos todos. Lo sienten, los que viven acá, los que han nacido acá de modo tan especial. Por qué el Cura Brochero es de los que han nacido acá. Y también lo sienten los que vienen peregrinando, los que vienen como visitantes, como turistas. Porque Brochero es de todos. Entonces, sentimos que siempre llegar a la villa del Cura Brochero, acercarnos al santuario, que rezar ante las reliquias, tiene para nosotros un motivo de gracia, de gratitud.
El Evangelio que acabamos de proclamar, en este domingo, junto con toda la Iglesia. Nos vuelve a traer a consideración, este hecho, contado por el Evangelio de San Juan. Al modo de San Juan. Acerca de unas bodas que se celebraban en Canà. Pueblito pequeño de la Galilea. Donde Jesús había sido bautizado, había elegido a los cinco primeros discípulos. Y después, fue invitado a una fiesta donde estaba María, la madre de Jesús. Dice, se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la Madre de Jesús estaba allí. Era la primera invitada, parece ser. Jesús también fue invitado con sus discípulos. Aquellos que, viendo la manifestación de Jesús, se van a convertir en sus discípulos, en creyentes y serán luego los Apóstoles.
Estaba desarrollándose la fiesta dice el Evangelio, y como faltaba vino, le dijo la Madre de Jesús, No tienen vino. Atenta, la Virgen. No solo disfrutando de la fiesta, participando de la celebración de las Bodas, sino atenta a lo que pasaba en el lugar. Y entonces, como en secreto, como discretamente, le dice a Jesús,… no tienen vino… Todo sabemos que en todas partes, una fiesta sin vino, es un problema serio.
¿Que dice Jesús? Jesús dice Mujer, que tenemos que ver nosotros. Y acá aparece la Virgen, confiada en la misión de Jesús. Aquella mujer que no entendió a veces tantas cosas, pero que sin embargo, fue capaz de guardar la palabra en su corazón. No solo que Ella, guardo la Palabra, sino que la Palabra la guardó a Ella. Porque la hizo capaz de confiar en la misión de su Hijo, capaz de confiar en el poder de su Hijo que tenía y traía al mundo. Que es el poder del Amor de Dios. Y por eso, aunque Jesús le dice, Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía. Pero, su Madre dijo a los sirvientes Hagan todo lo que él les diga…
Y entonces aparece el agua convertida en vino. El agua en excelente vino. Nadie se había dado cuenta, porque dice aquí, el Evangelio: Llenen de agua, saquen ahora, y lleven al encargado del banquete. Y el encargado, probó el agua convertida en vino, y, como ignoraba el origen. Porque nadie se había dado cuenta de que la Virgen, había hecho este pedido y que Jesús, los había mandado a los sirvientes.
Ignorando el origen, el encargado del banquete. Llamó al esposo, que tampoco, sabía. Y le dijo, siempre se sirve primero el buen vino. Y cuando todos han bebido bien, se trae el de calidad inferior. Vos has hecho al revés. Has guardado el buen vino, hasta este momento. Así, es Dios. Cercano, a las cosas sencillas de la vida. Obrando, discretamente, sin llamar a la prensa, al fotógrafo. Al que le pueda dar, buena imagen. Dios es cercano, no solo porque es próximo y vecino, sino cercano porque es atento a las cosas importantes de la vida, que muchas veces, son muy sencillas. Como por ejemplo que no falte el vino en la fiesta. Siempre haciendo las cosas, Dios, sin que nosotros nos demos cuenta. Obrando, tan discretamente.Hay que tener capacidad para descubrir los signos de su Amor. Y entonces, cuando uno percibe y comprende los signos, es capaz de adherir a su persona. A su proyecto, esto es creer.
Es tan lindo, volver a considerar que Jesús, el primero de los signos, el primero de los milagros, no lo hizo resucitando a un muerto. Lo hizo, metido en la fiesta de unas bodas. Miren si eso no es cercanía. Y ¿cuál es el milagro? Cambiar el agua en vino. Miren si eso no tiene que ver con las cosas lindas de la vida. Como no admirarnos una y otra vez, al encontrar en este signo, el mensaje de Dios, que quiere que vivamos en la alegría de su cercanía. En la alegría de su capacidad de ir acompañándonos en la vida, tan discretamente, tan silenciosamente, que podemos correr el riesgo de no darnos cuenta.
Jesús, no viene a traer una doctrina nueva. Mejor que la de los maestros de Israel. Dios viene a manifestar el misterio de Dios. El misterio del amor encarnado. Cercano. Sencillo. Discreto. De modo que la gloria que aquella gente y nosotros podemos contemplar, es la gloria de la alianza de Dios con su pueblo. Porque así, como el esposo siente alegría, por su esposa. Asi Dios siente alegría por su pueblo. En el cura Brochero. Ya que estamos hablando de bodas y de alegría. En el cura Brochero, se esposaron, se casaron, hicieron alianza, la gracia de Dios, y la cultura criolla y serrana. No se entiende a Brochero, no se lo comprende, si no somos capaces de descubrir, que en El, hay una alianza entre el poder de Dios, la gracia de Dios y la cultura en la que Él se insertó, la hizo suya, que es la cultura criolla de las sierra. Tantas veces menospreciada.
La cultura rural, de la sierra, tantas veces menospreciada, en nombre de la civilización y del progreso. Aquí en Argentina, en los tiempos de Brochero y también en nuestros tiempos.
Pero la santidad de Brochero, pasa por haberse encarnado en esa cultura. Por eso la semana Brocheriana que comenzamos ahora, pidiéndole a Dios, los frutos del Espíritu, en todos aquellos que participamos en la semana. En esta semana nosotros estamos llamados a contemplar, como la vida de Brochero es la manifestación de la alegría de Dios que se encuentra con su pueblo.
Quedamos siempre admirados, fíjense, no solo porque Brochero, era un cura. Sino por cómo fue cura. Cómo se insertó, ese don que Él había recibido, que se llama sacerdocio ministerial, como se insertó en la comunidad. Porque no basta con tener el don del sacerdocio ministerial, sino que hay que ver como eso se lo vive, en medio de la gente. Lo han puesto aquí, como lema… “el gusto espiritual de ser pueblo”.
Nosotros estamos llamados a ser una iglesia misionera. Como dice el Papa francisco en una de las tres motivaciones para ser misioneros. La segunda motivación que cita, es con el gusto espiritual de compartir la vida de la gente. No con la obligación, con el gusto! No con cualquier gusto! Con el gusto espiritual de ser Pueblo. Es decir de vivir codo a codo, de sentirnos hermanos de todos. Por eso no debemos de tener miedo de decir con el Papa Francisco, que, lo que nos impulsa, lo que nos mueve, la motivación, el motor, de nuestro trabajo, apostólico, de nuestra vida cristiana, es el de sentir el gusto espiritual de ser Pueblo.
Y Brochero, brilla como una estrella impresionante, en esta capacidad de encarnarse en la vida, y en la cultura de su gente. Todo lo contrario a lo que conocemos hoy con el nombre de clericalismo. El clericalismo es un modo de ser cura, pero desde fuera del pueblo. Un modo de ser cura, pero desde arriba del pueblo. Es un trabajar para la gente, pero sin tocar la gente. La vida de la gente, las alegrías de la gente, los dolores de la gente, las preguntas de la gente. El cuestionamiento de la gente, es un modo de ser cura, para la gente pero sin la gente. Por eso ojalá que nosotros que somos curas, pero también cualquiera de ustedes, que trabaja en una capilla, o en una parroquia, en una escuela, en un partido político, en un gremio, en una comisión vecinal, en un club. Ojala que todos descubramos que no se trata hoy en día de solo trabajar para la gente, sino de trabajar con la gente.
Brochero, se nos anticipó tantas veces, también en esto. En la capacidad de hacer que todos, participaran. Usted tenía dinero, con dinero, usted tenia hacienda, con hacienda. Ustedd tenia materiales de construcción, con materiales de construcción. Usted no tenía más que sus manos, con el trabajo. Pero nadie se sentía fuera. Todos estaban invitados, porque todos somos importantes en la vida de la iglesia, en la vida de una parroquia. En la vida de un santuario.
Finalmente que Brochero nos enseñe a confiar en María. Que en las Bodas de Caná se mostró, tan sencillamente y verdaderamente, Madre. Atenta, a la vida. Atenta a su Niño. Atenta, al hombre. Capaz de descubrir las necesidades y hacerlas propias, y buscar remedio a lo que está pasando. Brochero que tanto quiso a la Virgen, nos contagie, la devoción a la Virgen, la confianza en su intercesión maternal.
Uno se pregunta cómo se llamaba Brochero, y Brochero, parece un pesebre. José, Gabriel, Del Rosario, y de la virgen del Rosario, y del rezo del Rosario. Cuando el Padre Aznar, un famoso jesuita que ha hecho tanto por la obra de Brochero aquí.
Poco tiempo después de haber muerto el cura, Aznar decía, si hiciéramos un monumento a Brochero, ¿cómo lo podríamos representar? Y Aznar decía, y en la mula, y de un lado con un pañuelo rojo atando el breviario, el libro de oraciones. Y del otro lado el rosario. Nosotros hoy diríamos, con el poncho. Pero no hay un Brochero sin rosario. ¿Puede haber un Brocheriana sin rosario? Haber, explíquenmelo!!! Lo rezaba en la casa, lo rezaba en la Iglesia. A veces, dirigía el rosario en la Iglesia. Lo rezaba cuando andaba en sus largas cabalgatas. Lo hacía rezar por la gente que traía los tirantes de Altautina, para hacer construir la casa de ejercicios. Y los desgranó hasta el último de su vida. Eso es hacerle honor al nombre.
Y nosotros lo sabemos, tantas veces nos han dicho que le llamaba Mi Purísima, o la Virgen de la Purísima. Pero encuentro también otros testimonios que dicen, que la devoción de Brochero por la Virgen era como infantil, porque también le decía, Mi Mamita, o Mamita Virgen!!!