Mons. Araya al nuevo sacerdote: “La misión debe ser tu primera y esencial preocupación”

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El sábado 3 de diciembre monseñor Ricardo Araya ordenó sacerdote al padre Hermógenes Ramos Mejía, miembro de la Sociedad San Juan Apóstol. La celebración fue en Santuario de Villa Cura Brochero.

En el día la memoria litúrgica de San Francisco Javier, patrono de las misiones, el diácono Hermógenes Ramos Mejía fue ordenado presbítero por la imposición de manos del Obispo de Cruz del Eje. Una gran cantidad de fieles provenientes de Villa Dolores, Serrezuela, Córdoba, Pilar y Montevideo (Uruguay), colmaron el Santuario Nuestra Señora del Tránsito y Santo Cura Brochero. Concelebraron la celebración el Director General de la Sociedad San Juan, el padre Iván Pertiné; el fundador de la obra, padre Pablo Dumas; el Vicario General de la Diócesis de Cruz del Eje, padre Hugo Rizo; el Vicario General de la Arquidiócesis de Rosario, monseñor Emilio Cardarelli y varios sacerdotes de la Diócesis y de la Sociedad San Juan.

Luego del rito de la presentación biográfica del candidato por parte del director general y la aceptación del obispo de la sede principal de la Sociedad, monseñor Ricardo recordó que: “Con la Iglesia, creemos que Cristo fue enviado al mundo (a toda la humanidad) para revelarnos el Nombre de Dios, es decir la persona del Padre. Y lo propio del Padre es amar. Dios es amor. El anuncio del mensaje de Jesús es el único interés y la razón de trabajo, de la Sociedad San Juan la misión debe ser tu trabajo, tu alegría , tu lucha, tu vida y el alimento de la oración. Como se dice en las Constituciones: “hacemos del apostolado nuestro nuestra primera y esencial preocupación” (cf. Const. 8)“.

Comentando el pasaje del evangelio que dice: “no te pido que los quites del mundo, sino que los guardes del mal,  no son de mundo como tampoco yo no soy del mundo” (Jn 14, 16), el Obispo continuó: “A veces se puede correr el riesgo de pensar que no ser del mundo es formar una élite espiritual, por arriba de los otros,  pretenciosos de ser los mejores, separada de los pecadores. San Pablo VI comentaba estas palabras de Jesús y afirmaba: “La iglesia hace suya esta oración… Pero esta distinción de ninguna manera es una separación, ni expresa indiferencia, ni miedo, ni desprecio. Cuando la Iglesia se distingue de los hombres, sólo se coloca al frente para unirse mejor a ellos” (ES 56)“.

Monseñor Ricardo reflexionó sobre la participación de todo el pueblo de Dios en la elección y la formación de los candidatos al Orden Sagrado: “Hemos escuchado decir cuando se te presentaba que se le consultó al pueblo cristiano sobre tu idoneidad. No han de ser estas palabras de circunstancias. Hemos de reconocer en esto la discreta acción del Espíritu Santo. El pueblo cristiano, en el que actúa el Espíritu Santo y al que siempre se le ha de consultar, presenta de este modo a personas en las que cree reconocer el don de Dios que los capacita para ser pastores-servidores. De esta manera el pueblo cristiano es invitado a colaborar en la ordenación de un nuevo sacerdote. Se trata de una cooperación del santo pueblo fiel de Dios que da testimonio de la acción del Espíritu Santo que recibió en el Bautismo, y que le ayuda a presentar para que sean ordenados a hombres capaces, animados por el Espíritu de Cristo para que se pongan enteramente al servicio del Señor y de la comunidad. Todo tu proceso formativo ha contado con muchas mediaciones humanas, porque Dios llama por mediaciones humanas. Y ahora el Obispo, como instrumento del Señor, elige al candidato  para la ordenación presbiteral“.

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