El martes 4 de abril se celebró la Misa Crismal en la parroquia San Francisco Javier. La misma fue presidida por monseñor Ricardo Araya.
La comunidad de San Javier Yacanto recibió con gran gozo al presbiterio de la diócesis de Cruz del Eje para vivir una nueva Misa Crismal. Misa en donde se manifiesta de modo más evidente la unión de los sacerdotes con el obispo. En esta celebración se consagra el Santo Crisma y los óleos de los enfermos y catecúmenos, que se utilizan en la administración de los sacramentos.
Monseñor Araya agradeció a todos los que hicieron posible la celebración en las tierras de monseñor Castellano: “En este templo está sepultado monseñor Uladislao Castellano. Un hombre que quería al Champaquí. Eso me hace pensar que era cercano a esta tierra y a esta gente. Fue el rector del seminario del cura Brochero. Que este hombre desde el cielo interceda por nosotros”. Recordó Araya.
El obispo en relación al Evangelio que se proclamó en la liturgia de la palabra reflexionó invitando a los sacerdotes a tener los ojos fijos en el Pueblo de Dios: “Todos tenían los ojos fijos en Jesús, creo que esta misa es para poner los ojos del corazón en él. Y poner los ojos en Jesús es poner los ojos en su Pueblo. No se lo puede mirar a Jesús bien si no se mira al Pueblo”.
En referencia a esta idea, el obispo explicó que poner los ojos en Jesús es orar por la fidelidad de los sacerdotes, dar espacio y escuchar a los jóvenes en las comunidades y atender a las personas que recibirán los óleos: niños, jóvenes y enfermos.
Este año nuestra Diócesis transita el año jubilar por los sesenta años de su creación, es por ello que monseñor Ricardo, citando al documento de San Miguel del episcopado argentino, recordó que la Iglesia: “(…) como madre se siente cercana con todos: especialmente pobres, alejados, pecadores y débiles. Si no los concibe así, es una secta”.
Es por eso que el obispo pidió cosechar frutos abundantes. “Una diócesis que sepa seguir sembrando para que otros cosechen. Una diócesis descentrada de sí misma mirando lejos. Una diócesis capaz de romper los espejos, como diría el papa Francisco”.
Por último, monseñor Ricardo señaló que “Cómo sacerdotes debemos ser capaces de ungir. Saliendo de nosotros mismos. Capaces de salir de la cueva de nuestro propio interés, de nuestra propia inercia, del protagonismo individual”. Cerró el obispo de Cruz del Eje.