Fueron las palabras de monseñor Araya en la misa de cierre de la III Peregrinación Juvenil Diocesana este sábado 14 de octubre en Villa Cura Brochero.
Más de 250 jóvenes peregrinos caminaron hacia el Santuario del Cura Brochero el pasado sábado 14 de octubre con motivo de celebrar los siete años de la canonización de José Gabriel del Rosario Brochero.
Desde el norte de la diócesis, el punto de encuentro fue el paraje “El Faro” a 12 km de Villa Cura Brochero, donde se convocaron los jóvenes que venían desde La Cumbre, Capilla del Monte, Cruz del Eje, Serrezuela, Villa de Soto, San Carlos Minas y Salsacate. Desde allí peregrinaron hacia Panaholma por los viejos caminos de tierra haciendo varias paradas con momentos espirituales.
Por otro lado, los jóvenes del sur de la diócesis, se juntaron en la localidad de Altautina a 30 km de Cura Brochero y desde allí comenzaron el sendero brocheriano hacia la villa serrana.
Por la tarde se celebró la misa presidida por el obispo Ricardo Araya en el santuario. Monseñor Ricardo agradeció a los jóvenes por protagonizar la III peregrinación y los invitó a ser “con Brochero y como Brochero, amigos de Jesús”.
“Amigos de Jesús. Porque lo saludamos todos los días, porque estamos dispuestos a recibir sus mensajes y se los respondemos, porque le preguntamos, porque nos dejamos ayudar, perdonar y acompañar por Él”. Reflexionó Mons. Araya.
La III Peregrinación estuvo organizada por la Pastoral Juvenil y para esta edición contó con el lema: “Nos guía una mula que de lejos se ve, por tu poncho y tu postura sé que llegaré”.