Nuestro Obispo Ricardo presidió el sábado 3 de abril la Misa de la Vigilia Pascual en la noche santa en la Iglesia Catedral Ntra. Sra. del Carmen de Cruz del Eje. En su homilía alentó a perseverar en la fe a todas las comunidades de la Diócesis que de diversas maneras han celebrado en estos días, incluso sin la presencia de ministros ordenados, la Semana Santa.

La Iglesia celebra con gran solemnidad la madre de todas las vigilias, la liturgia más rica en signos y gestos, la fiesta más importante de los cristianos: la resurrección de nuestro Señor Jesucristo de entre los muertos. Monseñor Ricardo presidió esta Eucaristía en la Iglesia Catedral, acompañado de los padres José y Raúl, y de una nutrida concurrencia de fieles ajustados a los protocolos de sanidad vigentes.
En su homilía, el Obispo comenzó reflexionando sobre el versículo del Evangelio de esa liturgia: “vayan a decir… que irá delante a Galilea, allí lo verán“. Es Jesús resucitado el que los esperaba. Continuó diciendo: “Las mujeres iban preocupadas pensando quién podría mover la piedra?. Ellas aman a Jesús, pero todavía no creen en la resurrección. El ángel las orienta y ellas corriendo, asustadas y fuera de sí, de puro miedo no dicen nada. Y comienza la aventura cristiana, la aventura del encuentro con Jesús resucitado y el anuncio de ese encuentro.”
La esencia de la Iglesia es ser misionera. EL fundamento y la fuerza para la misión es el encuentro con Jesús vivo y resucitado. El Obispo continuó diciendo: “Lo contó el Ángel, lo contó María Magdalena, los discípulos que iban de camino; y lo contaron los apóstoles. Lo contaron los misioneros, los párrocos, las religiosas, las madres, las abuelas, los padres, los catequistas. ¿Seremos nosotros capaces de seguir contando que Jesús está vivo? que Dios nos está cerca, que nos ayudará, también en estos tiempos difíciles; que nos anda buscando, que quiere encontrarse con vos, conmigo, con nosotros, con todos. La fiesta de la Pascua de Jesús será siempre una promesa de un nuevo encuentro con Él, que consuela y cambia nuestra vida.”

Nos hemos encontrado con Cristo desde el día de nuestro bautismo, ahora vamos a renovarlo, vamos a hacerlo nuestro para siempre. Porque Cristo ha resucitado nos llevaron a bautizar, nos confirmamos, nos casamos por iglesia, nos ordenamos sacerdotes; se nos perdonan los pecados, se nos unge la frente y las manos cuando estamos enfermos. Desde Cristo resucitado entendemos lo que dijo Moisés y lo que hablaron los profetas. Porque Cristo resucitó venimos a misa los domingos, y rezamos en casa y somos solidarios con los pobres. Porque Cristo resucitó dejamos lo viejo, lo que deshumaniza, lo que perjudica a los demás: el odio, la injusticia, la falsedad, los excesos, la avaricia y la mentira. Sostuvo.
La fiesta de la Pascua es una invitación a ir, a moverse. Para crecer como cristiano hay que contar, con la voz, con las manos, con el corazón que el Señor vive. La Pascua es invitación a dejarnos encontrar por Dios y a encontrarnos entre nosotros. Es bueno que tengamos opiniones, ideales, opciones diferentes; pero siempre respetando la de los otros y en paz. Encontrándonos con los otros podemos encontramos con Dios.
El Obispo destacó el trabajo de las personas que habían trabajado en la preparación de esa celebración y también a los celebradores que a lo largo y ancho de la Diócesis han animado momentos de oración comunitaria en sus capillas. Dijo: “En cada verdadera manifestación de fe como el vía Crucis, la procesión, la peregrinación, va siempre unida la lucha por una vida mejor, por ser pueblo, por dejar el aislamiento. Manifestación de fe y salida del egoísmo que sepulta lo mejor de nosotros; eso que Dios te ha dado para que otros vivan más dignamente. Hace unos días hice un pequeño pacto con la gente de La Concepción, en el extremo sur del departamento Cruz del Eje: el viernes santo rezaríamos los unos por los otros, la gente con su obispo y el obispo con su gente. Así caminar, así salir a contar, así resucitar cada mañana“.