“Dañar la tierra es debilitar la identidad” – Mons. Araya en Pocho

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El 19 de septiembre se inició un incendio forestal dentro del Parque Provincial Chancaní, departamento Pocho, que continúa en actividad. Se han quemado miles de hectáreas de monte nativo. Nuestro Obispo presidió la Misa en la zona acompañando a los vecinos.

Los incendios forestales en la Provincia de Córdoba dejan este año una postal muy triste, con miles de hectáreas arrasadas por el fuego. En el departamento Pocho, cerca del circuito turístico conocido como “Camino de los Túneles” se registra activo un incendio desde hace dos semanas. El foco comenzó en el Parque Provincial Chancaní (Quebrada de La Mermela) y ha ingresado a jurisdicción del Parque Nacional Traslasierra por el sector sureste. El combate y las tareas asociadas se están realizando con recursos provinciales y nacionales. Se encuentran trabajando Brigadistas de la Administración de Parques Nacionales (APN) y del Sistema Nacional de Manejo del Fuego (SNMF), Bomberos Voluntarios y Equipo Técnico de Acción Ante Catástrofes (ETAC) de la provincia de Córdoba, medios terrestres y aéreos.

El 2 de octubre monseñor Ricardo Araya estuvo celebrando la Misa con los vecinos. Expresó en esa ocasión: “Venimos a rezar y a lamentarnos por lo que generan estos incendios, con la esperanza de ser consolados por Dios para poder seguir. Ayudados por nuestras autoridades, por Cáritas y tantos hermanos y hermanas. A todos les pedimos no se olviden de los que vivimos en el norte de Traslasierra,  de los que vivimos en los departamentos mas despoblados y necesitados de Córdoba. Vengo a acompañarlos en el rezar y en el dolor”.

Las necesidades en ese lugar son muchas. Si bien no se han incendiado viviendas, al quemarse los campos, se hace necesario conseguir alimento para los animales y reconstruir los alambrados. Monseñor Araya instaba a pedir el consuelo de Dios: “Los creyentes entendemos que toda criatura es una expresión del amor de Dios, es una caricia de Dios. Dios nos habla cuando sale el sol y también cuando atardece en el campo. Quien se ha criado en el monte, jugando en el arroyo o juntando leña para hacer el pan, tiene su vida y su identidad unida a ese paisaje y naturaleza.  Ahí también se ha encontrado con Dios. Dañar la tierra es dañar también su identidad personal y comunitaria, dañar una historia, debilitar una identidad. Por eso es necesario no olvidar, sino cuidar, reclamar e impedir que se repita. Cuidar de la tierra, de la casa común que Dios nos ha prestado, cuidar de lo que es de todos y de lo propio porque también afecta a todos. Reclamar ante quien corresponda por lo todo lo justo, reclamar con respeto ante quiénes tienen la responsabilidad particular de cuidar el bien común material.”

Cuidar el monte nativo es responsabilidad de todos, y prevenir los incendios es una tarea necesaria: “Impedir que los incendios y el desmonte dañen aun más el lugar que habitamos y que se nos ha confiado para que lo administremos. Nuestros mayores sabían cuidar, y pedían permiso para usar sin dañar, para disfrutar sin perjudicar. Cuidar de la casa común que Dios nos ha prestado impidiendo que algunos se beneficien mucho, mientras otros pierden lo poco que tienen. Que la Virgen, que acompaña con corazón de madre, nos muestre a Jesús y nos siga sosteniendo para que la tristeza no nos venza y hallemos consuelo: ‘Virgen del Milagro, gloria de este pueblo, en quien siempre halla todo su remedio‘”. Finalizó el Obispo.

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