Inicio del Año Santo 2025 en la Diócesis

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El 29 de diciembre se inauguró solemnemente en la Diócesis el Año Santo 2025 convocado por el Papa Francisco. Una multitud de fieles se congregó en la Iglesia Catedral Nuestra Señora del Carmen para participar en la Misa que presidió monseñor Ricardo Araya.

Según una antigua tradición, el Papa convoca a un Año Santo cada 25 años. El Jubileo del año 2025 lleva como lema “Peregrinos de esperanza”. La esperanza nace del amor y se funda en el amor que brota del Corazón de Jesús. El propósito de este tiempo jubilar es que pueda ser para todos un momento de encuentro vivo y personal con Jesús, la puerta de salvación, a quien la Iglesia tiene la misión de anunciar siempre, en todas partes y a todos como nuestra esperanza.

El 29 de diciembre, junto a todas las diócesis del mundo, nuestro Obispo monseñor Ricardo Araya, presidió la misa de apertura del Año Santo en la Iglesia Catedral Nuestra Señora del Carmen de la Ciudad de Cruz del Eje. La celebración comenzó con una procesión desde el Hospital Aurelio Crespo que contó con gran participación de fieles de distintas comunidades. La peregrinación es un elemento fundamental de todo acontecimiento jubilar y una oportunidad de obtener la gracia de la indulgencia durante este año.

En su homilía, nuestro Obispo reflexionó sobre el modelo de la Sagrada Familia de Nazareth: “María y José fueron colaboradores de Dios para enseñarle a Jesús sobre el valor de la peregrinación, de lo importante que era ir al templo y ocuparse de los asuntos de Dios. Padres, madres y educadores, lo que nos toca es acompañar una obra que Dios hace en las personas y el fruto de una buena educación es la unión con Dios, que es una acción admirable del Espíritu Santo. Nuestro modo de colaborar es ayudando a descubrir cuál es el plan de Dios en las personas. Nadie es dueño de su hijo. Nadie puede apoderarse del futuro de las personas. En todo caso lo nuestro es colaborar para que el niño o adolescente pueda descubrir a lo que Dios lo llama. Eso es educar y formar, lo otro es adoctrinar y controlar.”

Reflexionando sobre el Año Santo dedicado a la esperanza el obispo decía: “El motivo de nuestra esperanza es que hemos sido perdonados. En este tiempo somos capaces de contagiar que Jesús es nuestra única esperanza, la que no defrauda. Se nos invita a ser sembradores de esperanza, multiplicar los signos de esperanza en medio nuestro. Este Año Santo es para que de modo especial vivamos esta apertura a la misericordia y a la indulgencia. Por eso cobra relevancia la celebración del sacramento de la reconciliación.”

Siguiendo el mensaje del Papa Francisco en la Bula “Spes non confundit” de convocación del Año Santo, monseñor Araya recordó: “Los lugares santos de este Año Jubilar son las cárceles, los hospitales y los santuarios. En todo lugar donde la vida esté amenazada nos espera el Señor para un encuentro vivo y personal con Él. Cuando uno peregrina a un santuario sale como testigo de esperanza para anunciarla. Este tiempo santo es para ser cercanos a los enfermos, los ancianos, los migrantes, los encarcelados, los pobres y los jóvenes. Este año podemos tomar mes a mes cada uno de estos diferentes grupos de personas donde nos encontramos con el Señor, y en cada capilla, colegio, parroquia, movimiento y grupo de vecinos, podamos rezar y acercarnos a ellos. La esperanza no nos hace esperar quietos el final feliz nos mueve a trabajar ahora. Que María nos busque, nos encuentre y nos lleve a Jesús”.


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