El 16 de marzo se celebró la memoria litúrgica del Santo Cura Brochero, patrono del pueblo que lleva su nombre. Una multitud de fieles se congregaron en la Misa y procesión que presidió monseñor Ricardo Araya en la plaza Centenario, frente al Santuario.
Este año conmemoraremos el décimo aniversario de la beatificación del padre José Gabriel Brochero. Desde aquella solemne declaración, la Iglesia determinó que se lo celebrara en el calendario litúrgico cada 16 de marzo, fecha en la que naciera en cercanías de Santa Rosa de Rio Primero, Córdoba. Una fiesta que tiene pocos años y que va creciendo en concurrencia de peregrinos que participan de la novena y fiesta patronal.
El 15 de marzo llegó a Villa Cura Brochero la “Cabalgata Brocheriana” que había partido el 11 de marzo desde Villa Carlos Paz. Alrededor de 800 caminantes y cabalgantes, cruzaron las Altas Cumbres para llegar al Santuario del Cura Brochero. Los recibieron en la plaza el obispo, sacerdotes y autoridades civiles, junto con una multitud de vecinos y familiares. Luego nuestro obispo presidió la Santa Misa que fue concelebrada por el arzobispo de Córdoba monseñor Ángel Rossi.
En la Misa de la fiesta patronal, monseñor Ricardo destacó que “el corazón de Brochero palpitaba el deseo de ofrecer la misericordia de Dios. Sabía que el perdón de Dios nos vuelve a poner de pie, que la confesión es el primer paso en el viaje de regreso a Dios; y confesaba horas y horas bajo un algarrobo, en cualquiera de las capillas, y acá en esta tierra santa”.
“Él, que había testimoniado saber perdonar y saber pedir perdón. Era misericordioso en sus relaciones, era un hombre de paz, de comunión. Él sabía saborear el perdón y la infinita misericordia de Dios y quería terminar su vida ofreciendo esa misericordia”, agregó.
Monseñor Ricardo sostuvo que “en el corazón de Brochero palpitaba el deseo de confesar y el de predicar, de dar catequesis, de explicar el Evangelio. No hablar en las nubes o para gente de otro tiempo o de otro lugar. No hablar de una historia vieja, él sabía por experiencia que la palabra de Dios es siempre para hoy y que habla al corazón de cada uno, hoy”.
“Brochero es una invitación a reconciliarse con Dios y con los hermanos. Brochero es una invitación a entrar en trato familiar y asiduo con el Evangelio, con la Palabra de Jesús”, subrayó.
Monseñor Araya invitó a los peregrinos a pedir por los jóvenes, por una Iglesia que dé espacio al protagonismo de los jóvenes, que escuche sus innumerables dolores, que responda a sus anhelos más profundos”.
“Pidamos por comunidades cristianas jóvenes y para jóvenes”, puntualizó, y añadió: “Brochero es una invitación a enamorarse de Dios, a escucharlo cada día a Dios, y una invitación a serle fiel”.
“Me decía una mujer joven peregrina, caminante: se llega con mucho cansancio, con el sol en el rostro, con algunas ampollas, pero con la fe intacta. Por muchos más jóvenes así, invitados por Brochero a enamorase de Dios, a escucharlo y a serle fiel”, concluyó.