Los directivos, representantes legales y sacerdotes capellanes de los colegios confesionales de la Diócesis se reunieron en Villa Cura Brochero los días 5 y 6 de agosto. Las reflexiones estuvieron a cargo del padre Alberto Bustamante, de la Diócesis de Villa María, y del obispo monseñor Ricardo Araya.
Este fue el segundo retiro-convivencia de los equipos de gestión de los colegios que son gestionados por el obispado. Se llevó a cabo en la Casa de Ejercicios Espirituales de las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús de Villa Cura Brochero. Los equipos de gestión están integrados por los representantes legales, directores y vicedirectores de cada institución. También fueron invitados los sacerdotes que son capellanes: Luis Sarla, Daniel Peralta, Jorge Frigerio, Gustavo Orellana, David Silva, Alex Martínez, Juan Pablo Díaz y Juan Manuel Pacheco. Acompañaron los delegados diocesanos para la educación: contador Sergio Quiroga y padre Rodrigo Olima Toranzo.
Un momento de reflexión fue guiado por el padre Alberto Bustamante, Vicario general de Villa María y ex presidente del Consejo Superior de Educación Católica (Consudec). Les habló del Pacto educativo global que nos propone el Papa Francisco para reavivar el compromiso por y con las jóvenes generaciones, renovando la pasión por una educación más abierta e incluyente, capaz de la escucha paciente, del diálogo constructivo y de la mutua comprensión
Nuestro Obispo Ricardo se reunió con los representantes legales para reforzar la identidad de la escuela católica misionera, y les dirigió a todos un mensaje. Les dijo: “Nuestro trabajo es un proceso que tiene que educar, acompañar y formar. Debemos partir del sujeto, sino corremos el riesgo de hablarles a jóvenes que no existen en la realidad (sino en nuestras ideas), y en un lenguaje que no existe. Tenemos un ideal, pero debemos partir de la realidad. Ayudados de nuestro propio camino, solo puede ser educador el que ha transitado un camino. Como Brochero, que educado en una pequeña escuela rural y luego en el seminario, pudo aplicar lo recibido aquí.”
Monseñor Ricardo definió una importante característica del colegio católico: “Cada asignatura ha de tener siempre en cuenta el sentido de aquello que se aprende. Por qué y para qué se estudia eso, y cómo se lo relaciona con la fe. La trascendencia en términos humanos y religiosos de cada saber que se enseña. Eso es lo propio de la escuela católica; el dialogo entre la fe y la razón. No se puede acceder a la fe sin el ejercicio de la razón, hay que pensar para creer y simultáneamente la fe eleva la razón, la trasciende. La catequesis tiene que intentar responder esas preguntas trascendentales que se generan en las otras asignaturas”.
