Los monjes de la Santa Cruz y de la Madre de Dios fundaron una casa en la ciudad de Cruz del Eje dependiente del Monasterio ubicado en Ciénaga de Allende. El objetivo es poder fabricar y comercializar de manera más eficiente los productos que ellos elaboran y sumar una presencia vocacional en la Ciudad.
El martes 26 de abril se inauguró la casa de los Monjes de la Santa Cruz en la ciudad de Cruz del Eje, en las instalaciones que hasta hace pocos meses era el convento de las Hermanas de San José de Gerona. En esta casa vivirán dos hermanos de la comunidad que dependerán del Monasterio ubicado en Ciénaga de Allende, donde residen el resto de los monjes.
El Obispo Ricardo Araya presidió la Santa Misa en la Catedral Nuestra Señora del Carmen con la participación de todos los monjes, sacerdotes de la zona pastoral Cruz del Eje, religiosas, religiosos, diáconos y fieles de la comunidad parroquial y allegados de los monjes de distintas localidades de la Provincia.
En su homilía el Obispo invitó a los monjes a ser dóciles al Espíritu Santo que los invita a nacer de nuevo y salir hacia horizontes desconocidos con la esperanza puesta en Dios: “Solo el Espíritu de Dios sostiene la vocación que cada uno de nosotros ha recibido y permite que vaya adquiriendo rasgos concretos”, les dijo.
Monseñor añadió: “Ustedes tienen la hermosa vocación de ser monjes, esto consiste en poner la mirada en lo esencial de la vida. Ustedes son para nosotros un llamado a poner el corazón en las cosas que verdaderamente son importantes. Les recomiendo cuidar el desierto, porque hay cosas que Dios nos quiere decir y que solo las escuchamos si vamos a la soledad. Esto es para cualquiera de nosotros.”
“Que San José, a quien han puesto de patrono de la nueva casa, les recuerde siempre que el silencio y la oración son esenciales. La vida silenciosa de San José nos muestra lo que significa ser disponibles”, finalizó el Obispo.
El superior del Monasterio, el padre Fernando Fulca, expresó a la comunidad: “Hay una comunidad, aunque estemos en dos casas seguimos siendo una comunidad. El Señor me ha bendecido, sin que lo espere, con hijos que son estos monjes. Hijos que he heredado del padre fundador Juan Bautista. Sabemos que el padre nos acompaña desde el cielo, por eso nos hemos animado a dar este paso. Los monjes estamos para orar, para abrazar desde la intercesión las necesidades de cada uno de ustedes y de todo el mundo. Estamos para escuchar y acompañar, cuenten con nosotros. Les comparto el tesoro de mis hijos, lo más preciado que tengo, cuídenlos y recen por ellos”.
Antes de terminar la Misa, el Obispo invitó a rezar por el eterno descanso del padre Juan Bautista Romano, fundador del monasterio fallecido el 11 de julio del año pasado. Luego se trasladó la reserva del Santísimo Sacramento en solemne procesión desde la Catedral al Monasterio.
