El 29 y 30 de septiembre se llevó a cabo en Villa Cura Brochero la 25° Asamblea Diocesana de Pastoral con la participación de alrededor de 400 asambleístas provenientes de todas la parroquias de la Diócesis.
La Asamblea pastoral es una instancia de escucha y planificación muy importante para la vida de la Diócesis. Es organizada por el Equipo diocesano de animación pastoral (EDAP) que articula el trabajo de los consejos de pastoral parroquiales. Entre las novedades que tuvo esta asamblea fue la duración de dos días, comenzando el viernes a la tarde y finalizando el sábado a la tarde. Esto posibilitó compartir de manera más distendida un momento de animación el viernes a la noche.
En el marco del año jubilar que transita nuestra porción de Iglesia celebrando sus 60 años de vida, nuestro obispo monseñor Ricardo Araya, invitó a esta jornada de trabajo intenso y escucha del Espíritu Santo. Se realizó un ejercicio de conversación espiritual donde, por grupos, todos se expresan y todos escuchan. Participaron alrededor de 400 personas: catequistas, miembros de Cáritas, docentes, estudiantes, consagradas, religiosos, sacerdotes, diáconos, agentes de pastoral, comunicadores y fieles en general. Los asambleístas venían en representación de todas las parroquias, capillas y movimientos presentes en toda la Diócesis.
Nuestro Obispo expresó: “La Iglesia está descubriendo que el método de conversación espiritual es muy valioso. Todos hablan, todos escuchan y no se llega necesariamente a una conclusión. Pero nos enriquecemos con lo que el otro aporta. Eso es sinodalidad. Un sínodo no es para ordenar las cosas y saber que le toca hacer a cada uno. Cuando se camina sinodalmente, viene el Espíritu Santo y pone ‘la mesa patas para arriba’, y después armoniza el lio. Por eso el signo para saber si una parroquia anda bien es que te desborde. Si todo está prolijo, ordenado y sale como se predijo, puede haber poco de Espíritu Santo. Debemos abrirnos a la acción del Espíritu Santo sin miedo. Si hay Espíritu Santo la cosa se transforma, si sigue todo igual es que hay poco del Espíritu Santo.”
Monseñor Ricardo brindó una reflexión luego de escuchar algunas conclusiones diciendo: “Sin el Espíritu Santo Jesús es una pieza de museo, pero con el fuego de Espíritu, Jesús se hace presente y vivo, nos devuelve el entusiasmo misionero. En la misión descubrimos que Jesús vive, trabaja y transforma. El Espíritu Santo actúa en esta Diócesis de modo muy expresivo en la religiosidad cotidiana, popular y sencilla del pueblo fiel. Es imposible no descubrirlo presente ahí”.
“En la primera asamblea que tuve con ustedes les dije que me gustaba estar en esta Diócesis, ahora les digo más, estoy enamorado de esta Iglesia diocesana. Como dice el profeta Isaías, Dios quiere entrar en estrecha comunión con su pueblo, y para entender lo que Dios quiere hacer con la humanidad usa la imagen de los esposos. El amor esponsal entiende que los defectos no achican el amor, lo hace real. Un amor verdadero integra los defectos del otro”. Precisó monseñor Ricardo.
Finalizando su mensaje, el Obispo hizo alusión al año jubilar que estamos transitando y a las posibles celebraciones que la asamblea propuso para esta ocasión: “Nos hemos preparado para la apertura del año jubilar recorriendo la historia diocesana en tres etapas: fundamentos, consolidación y profundización. Ojalá que esta etapa que comenzamos se llame ‘participación’, que es otro modo de decir sinodalidad. Esto significa articular lo que ofrecemos con lo que se necesita. Escuchar las necesidades ante de hacer una propuesta misionera. Entrar en contacto con lo que el Espíritu Santo está obrando en quien yo voy a llevarle el Evangelio. Si nos aislamos no llegamos a ninguna parte. Vamos juntos o vamos ‘al muere’. Juntos pero no de manera uniforme. Cada uno a su ritmo, con su talento y sus límites. Vamos al mismo lugar pero no por idénticos caminos.”
Mensaje completo de monseñor Araya: